jueves, 23 de abril de 2009

leer por leer

La lectura en México enfrenta una grave crisis, siendo que es uno de los países con el índice de lectura per capita mas bajo (4.2 libros al año por parte de jóvenes, principalmente por cuestión escolar). Muchos hablan y critican la situación, otros, como la librería Gandhi, han intentado fomentar la lectura a través de mensajes un tanto agresivos. Primero es necesaria la pregunta ¿Lectura para qué? ¿Porque es bueno? ¿Porque es necesario? ¿Porque me sirve? Ofelia Antuña, ferviente promotora de la lectura y encargada de la biblioteca del Tecnológico Campus Cuernavaca, enuncia con gran pasión: “Lectura por placer. La decisión de cada uno, el derecho de leer o de no leer…”

“Es una lectura por decisión propia y es una lectura que se fundamenta en una decisión independiente. Yo decido leer esto y así a lo mejor como decido, lo suelto. Se establece una relación con el libro, es una relación amistosa o amorosa, si de repente ya no nos convence, pues adiós. La investigadora francesa, Michelle Petit, dice que muchas veces nos acercamos a la lectura porque hemos visto a una persona amada rodeada de libros, queremos acercarnos a los libros para tener el secreto de esa persona.”  Explica emocionada Ofelia, la bibliotecaria con lanza y armadura, ante una conferencia de prensa en la torre norte del Tec Campus Cuernavaca. Lleva una ropa casual y cómoda, pero que no deja de llamar la atención por su intenso colorido. Uno de los tantos estudiantes de periodismo continua la entrevista:

–Cuéntanos Ofelia, ¿cómo fue que te enamoraste de la lectura?

–Híjole. Para mi la historia de mi lectura, es mi historia amorosa. Primero aclaro, en la casa había libros. Mis papás nunca fueron tan lectores. Mi padre es un cinéfilo apasionado, mi mamá una lectora mas técnica, aunque si hay un libro que me mueve mucho se lo paso, pero tiene que ser medio light, que no la perturbe demasiado, si no, no. Pero el contacto mas fuerte fue en la adolescencia, que vi a cierta persona que leía y nos empezamos a acercar y me dijo léete esto. De ahí ha sido como un encadenamiento, para mi el enamoramiento va ligado a los libros.

Ofelia Antuña, egresada en Comunicación del Tecnológico, es una mujer joven comprometida con la lectura y desde hace 10 años ha desarrollado programas y eventos para lograr despertar el amor a la lectura en los jóvenes. Entre sus resultados están: La feria del libro, el Café Literario, la Biblioteca Ambulante, los Cineclubs, el Día Internacional del Libro y el Tendedero Literario. “Hemos ido afinando cada vez un poquito, mas allá de las fomentos, la mayoría de las actividades que realizamos, las hemos realizado con mucho cariño.”

En los ojos de Ofelia una profundidad misteriosa, en su cara una gran sonrisa, y en sus palabras pasión que mantiene al auditorio al acecho de la siguiente. “Hay un autor, que les recomiendo, Juan Domingo Argüelles (investigador en materia de lectura), y él dice que es una estupidez el decir que la lectura es mejor que la vida. De repente nos dicen que la lectura es mejor que la vida, pues no! Sin vida no hay lectura. Mas bien sería una de tantas opciones que si tu quieres vas a elegir para hacer más placentera tu existencia.”

–En tu opinión Ofe (parece que la confianza se empieza a formar), ¿que le hace falta a México para ser un país lector?

–Libertad para elegir, yo creo. Para empezar tenemos un sistema educativo, si nos vamos a las raíces, que te obliga, que te dice “tienes que leer, debes leer”, esas campañas de lectura que dicen “todos deben leer”, no! Que cada quien lea lo que quiera. Para empezar la obligación. Y ahora si hablamos de cuestiones básicas, la mayoría del país no tiene acceso a una biblioteca, ni siquiera a los servicios básicos. Hay bien poquitas bibliotecas públicas. Es una cuestión económica pero también política. Como cuestión política, esta muy cerrada la cuestión de los libros de texto, así como también están muy controladas las lecturas que se manejan en ellos.

–Uno de los principales objetivos de leer es conocer. Conocer para poder debatir y dialogar tanto con el libro como con la sociedad. Por ejemplo el movimiento del 68 en México fue un movimiento lector, ¿qué crees que haya pasado con la juventud de ese año hasta ahora?, porque ahora parecemos mas dormidos.

–En aquel tiempo sin duda había una juventud muy politizada. Pero también una juventud politizada que estuvo seducida. El año pasado que fue el aniversario, hubieron muchísimas entrevistas, testigos, libros, por todos lados 68. Muchos de los en aquel tiempo jóvenes, ahora ya muy grandes, sobrevivientes comentan que en realidad lo que pasaba era que eran unos cuantos los que ya estaban muy influenciados por la cuestión del comunismo. Todos los libros de Marx se los leyeron, estaba la figura del Che Guevara, estaban muy politizados, pero vuelvo a lo que les comenté de Michelle Petit. Fue un movimiento que politizó a la gente por contagio, mas allá de que un profesor te dijera “tienes que leer esto!”, que es la peor manera de invitar a alguien a leer, fue que tu cuate, tu novia, el líder que estaba haciendo algo importante por la sociedad, estaban leyendo. Entonces que pasaba, que se estaba gestando el movimiento cuando de alguna manera los chavos tenían que estar enterados. Además era una cuestión de adrenalina, de estar muy al día, de saber que paso, que se dijo en esa reunión, saber todo lo que esta pasando, pero además saber que había antes y que podía haber en un después. ¿Que ha pasado? Después de la represión del 68 muchos jóvenes obviamente se sintieron apanicados. De ahí se derivan muchas cuestiones, la juventud que entonces estaba en movimiento, mucha de ella perdió los ideales, y quedó un gran miedo.

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